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Tras el rastro de clínicas abortivas en Guatemala

A pesar que la legislación guatemalteca penaliza el aborto inducido, existen clínicas clandestinas que realizan esta práctica.

Fabiola Mansilla y Silvia María Corzo

“Cuando me enteré una mi amiga me llevó al lugar. Me recosté en una camilla y sin anestesia ni nada me metieron dos tubos por ahí abajo… Me pasé tres días sangrando y como no paraba tuve que ir otra vez, entonces me metieron otros tubos más pequeños. La verdad es que no tuve ni infecciones ni nada. Yo estaba más joven y además estaba embarazada de un hombre que ni siquiera era nada mío” cuenta Julia López, quien ahora tiene dos hijos y trabaja como masajista. Al igual que Julia, se estima que miles de mujeres se realizan un aborto ilegal cada año en Guatemala.

Según un estudio realizado en el 2006 por el Guttmacher Institute, un tercio de los embarazos no esperados, termina en un aborto inducido. Esto, a pesar de que la legislación guatemalteca lo prohíbe. Sin embargo, los métodos ilegales han estado presentes en el país desde hace años. Las clínicas clandestinas anuncian indirectamente sus soluciones a los embarazos inesperados o al retraso menstrual mediante anuncios de prensa, anuncios en las calles o por medio de páginas en internet. En ellos se puede leer frases o preguntas como “¿Desesperada? Nosotros te damos la solución” o “Rápida solución a los embarazos inesperados”.

¿Desea hacer una cita?

Coloque las palabras “aborto en Guatemala” en un buscador de páginas web y aparecerá uno llamado pensandoenabortar. Después de ingresar a la página podrá encontrar un número telefónico para las mujeres que viven en Guatemala, que es además el único país de Centroamérica y uno de los tres de América Latina que cuenta con este tipo de clínicas. Al llamar, una señora le contestará “Clínica de la Mujer”, después de un breve diálogo y al enterarse del embarazo le sugiere una cita “Llegue a la clínica y así platicamos, ¿Cuándo puede? ¿Puede hoy?… la clínica está en la Avenida Hincapié, zona 13″.

Por fuera el lugar parece un edificio descuidado, en la puerta una hoja con el 10-19 en grande está colocada bajo una placa con el nombre de una inmobiliaria y una dirección distinta. A un lado, en el portón un letrero con las palabras SOLO PERSONAL AUTORIZADO evita el ingreso.

 

En otro sitio web de clasificados se lee un anuncio: “¿No sabes qué hacer? Desesperada, dudas, comentarios”. Más abajo se encuentra la descripción: “Hola, te ayudamos con confianza, privacidad, seguridad, comodidad, contáctanos, te ofrecemos solución médica-ginecológica, PASTILLAS O RASPADO, CONTÁCTANOS Tel: 42542487”. Una señora atenderá su llamada. La clínica ya no se encuentra en la capital, ahora se trasladó a Jutiapa, el procedimiento se lo harán en un sanatorio y el horario es de lunes a viernes, de 8:00 a 17:00 horas y sábados hasta las 13:00. No hay necesidad de hacer cita, “con que me avise el mismo día en la mañana, está bien, así yo le digo al ginecólogo”.

Además de las clínicas clandestinas, en varios pueblos hay comadronas que, por casi la mitad del costo, le pueden realizar un legrado pero con distintas herramientas, como objetos sólidos que insertan en el útero para provocar hemorragias.

Asimismo administran dosis orales o vaginales de medicamentos hormonales o de otro tipo e incluso preparan brebajes caseros mezclados con una fuerte cantidad de analgésicos. Tal como el documento de Guttmacher Institute lo evidencia con el testimonio de una mujer “Mire seño, discúlpeme la palabra, yo patoja, cualquier porquería hubiera tomado para que se me hubiera venido. Me pusieron inyección, tomé clavo, tomé pimienta gorda, tomé orégano, tomé mejoral con limón. Pero mire, como que fuera palo. Allí está mi gran hijón ahora”. Muchas mujeres en Guatemala pasan por situaciones similares, sin embargo, no todas corren con la misma suerte cuando deciden que lo mejor es deshacerse del bebé desde antes de que nazca, ya que pueden contraer infecciones y el proceso de recuperación puede tornarse muy delicado, incluso puede llegar a causar la muerte.

¿Cuánto cuesta un legrado?

Aunque el precio en una clínica clandestina oscila entre los Q1,800 y Q2500, las comadronas suelen cobrar alrededor de mil quetzales lo cual resulta mucho más barato pero al mismo tiempo se elevan los riesgos debido a los métodos utilizados. A pesar que el costo de este tipo de procedimientos es mayor que el de pastilla como el Cytotec y el Misoprosol, suelen ser más practicados debido al grado de efectividad y el tiempo de recuperación. Un procedimiento como este dura alrededor de 45 minutos y “…tiene que reposar unas cuatro horas por si hay mareos, hemorragias o cualquier cosa” como indica una de las recepcionistas.

Aunque son pocas las estadísticas sobre los abortos en el país, se calcula que anualmente se realizan 65 mil abortos, de los cuales 39 mil terminan en infecciones graves y complicaciones que tienen grandes repercusiones en el cuerpo de la mujer.

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