«Hay que aguantar la violencia» dice el Presidente.

“Hay que aguantar la violencia” con estas palabras el presidente de Guatemala, Álvaro Colom, se excusa ante los recientes ataques contra los pilotos del transporte público. Ataques que en los últimos días se han incrementado debido a la incapacidad de las autoridades para acabar con la injusticia, impunidad e inseguridad que nos afecta a todos.

Ahora los ataques no se quedan en balazos hacia los pilotos sino que ahora los delincuentes han innovado su técnica para sembrar terror: instalar granadas en el transporte y activarlas mientras este se encuentra en marcha y con todo y pasajeros. Sí, ahora ya ni el nuevo sistema prepago del Transurbano se salva de la violencia, cuando se suponía que los pasajeros y el piloto viajarían más seguros con esa nueva modalidad de pago.

Y lo que el presidente dice es que “hay que aguantar”. Claro, lo dice porque ya se dio cuenta de que no tiene las suficientes agallas para ponerle un alto al salvajismo que ocurre en las calles día a día. Al fin se dio cuenta de la incapacidad que tiene para gobernar el país y de la única manera con que lo hace saber es con esas palabras.

Él dice eso fácilmente porque no tiene que abordar un bus cada día para llegar a su trabajo, porque no tiene la necesidad de recibir aunque sea el sueldo mínimo para mantener a su familia y porque tiene una docena de guardaespaldas que lo cuidan, este en donde este. Genera lastima el escuchar que el propio presidente diga que hay que aguantar la violencia. ¿No se supone que más que nadie, es él el que debe realizar algo al respecto? Sí, pero claramente aquí no hay presidente, sólo es alguien que pretende ser presidente pero que no lo es porque sus acciones no hablan por sí mismas.

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